La obra tiene que resonar con la persona
José María Casas, artista plástico
de la ciudad. Se define como artista contemporáneo abstracto y militante del
arte. En una íntima entrevista en su taller, nos cuenta cómo ve el mundo de las
expresiones plásticas, su vinculación con los públicos generacionales y el trabajo de laboratorio.
Prisma: ¿Cómo te presentarías?
José María: Soy artista plástico de
la ciudad de Mar del Plata, me describo como artista contemporáneo porque es el
lenguaje con el que trabajo. A diferencia del moderno, que se usaba antes, no
pretende encontrar la verdad pictórica, esa es la gran diferencia entre arte
moderno y contemporáneo. Antes los abstractos decían que la verdad era de
ellos, los surrealistas que era de ellos; en cambio, hoy asentamos la
pluralidad y diversidad. También hago gestión cultural y difusión de lo que
hacen otros artistas porque soy un entusiasta y un militante del arte, me
interesa su consumo todo el tiempo y saber que están haciendo mis colegas. Soy
un apasionado de lo que se genera en la ciudad porque creo que el arte crea
identidad y quienes somos los marplatenses se edifica día a día con la
construcción cultural que hacemos entre todos.
P: Has creado una producción importante
de obras, sabes mucho de arte y estudiàs psicología ¿Como te formaste en
relación a la pintura y cuáles son tus motivaciones?
JM: Para cuando cumplí 18 y terminé
la secundaria ya había logrado largarme solo a crear, a dejar de copiar, mientras,
seguía aprendiendo, animándome a explorar y experimentar, quizás bien o mal,
pero en definitiva ya estaba haciendo mi camino dentro de las artes plásticas. Para
entonces meterme en la Universidad
a estudiar: figura humana, figura animal, naturaleza muerta, etcétera; me parecía
muy violento, duro y tenia miedo de terminar odiando lo que hacia. Así que me
dediqué a otro tipo de carreras, hice 2 años de abogacía y ahora estoy terminando
psicología.
Las transité en paralelo a lo que
fue mi carrera artística. En realidad, en ese momento, no pensaba que se
pudiera vivir del arte, ni se me ocurría. Solo lo hacia porque me gustaba.
Creo que hay un mensaje que tiene
que recibir todo el mundo: nadie nace siendo Picasso, ni un genio; sino que vas
trabajando y de a poquito la cosa va mejorando. Viene alguien y te dice que le
gusta lo que haces, no te lo tomas enserio, después, otro y te dice los mismo,
tampoco le das bolilla. Te lo dicen otra vez y lo empezas a escuchar. De cierta
manera los demás van logrando que vos te prestes atención en lo que estás
haciendo para que comience a transformarse en una profesión.
Luego de varios años de pintar
comencé, realmente, a pensar que me podía dedicar a eso, si dedicaba tanto
tiempo, tanto esfuerzo y gastaba tanto dinero, era hora de ver si me podía
formar y capacitar en serio como para hacer una carrera, o no. Me aboqué a
mover mis obras y las cosas se fueron dando solas: una muestra acá, otra en Buenos
Aires, una muestra afuera y así fue pasando…
P: ¿En qué pensás que abogacía y
psicología aportaron a tu carrera artística?
JM: Te abre la cabeza. Si te quedas
solo en lo artístico existe el riesgo de encerrarte dentro de su discurso y
generar una obra auto referencial, dialogar solo con gente que hace lo mismo. Estudiar
algo de afuera te conecta con más personas, no solo con artistas.
A mi me interesa que me conozcan y
compartir lo que hago con todos, no solo con el mundo cerrado de las artes
plásticas. Hay gente a la que exponer en un café le puede parecer feo o siente que
la obra no está cuidada. A mi me interesa, quizás
como estudio psicología y me importa escuchar al otro, ir al encuentro con
gente que no está buscando encontrar arte y sin querer se lo encuentra, me
encanta. Como en la peluquería en Mario Bravo
y Edison, la gente va a cortarse el pelo y se encuentra con obras de arte, entonces pasa algo muy rico e increíble: la
persona que no fue a ver pintura, no estudio arte, ni es del mundillo te cuenta
que ve en esa obra, y ahí tenés la devolución más pura de la obra. Sin teoría
de por medio, es información virgen, sin que te digan que se parece a tal o
cual cosa. Eso, me parece que es muy rico.
P: El arte, de alguna manera, es
inherente al hombre y con el correr del tiempo se transforma, al mismo tiempo,
las formas de asimilarlo. ¿Que opinas sobre la nueva y la vieja escuela?
JM: No es que la vieja escuela no
exprese y la nueva si. Lo que cambia es el contexto. Lo vemos cuando surge
la pregunta: ¿por qué hay gente joven
que no va a las muestras? Es porque el que las organiza no se pregunta que le
interesa a la gente joven. La obra tiene que resonar con la persona que la ve y
ahí dirá si le gusta o no, en vez de si es buena o mala. Para que una obra
resuene tiene que haber algo tuyo o de tu contexto que esté puesto en esa obra
y eso es la época o el momento en que se creó.
A las nuevas generaciones les resuena
mucho más una obra que tenga que ver con Internet, con la televisión o con las nuevas
tecnologías. También puede ser un graffiti, por ejemplo, que es mucho más pop;
personajes escritos en el lenguaje y código que manejan los jóvenes hoy, más
que una obra de Castagnino hablada en un lenguaje de 1930. El que se ponga a
leer la justificación y entienda que en su obra están los trabajadores, el
mundo social y su crítica, va a poder
entenderlo.
En cambio, la forma de tratar el
dibujo que tiene el graffiti actual es mucho más pop, se desprendió del dibujo
animado, más plano, en dos dimensiones. Es totalmente distinto al approach que tenia el muralismo
anterior, le habla en directo a las nuevas generaciones porque son chicos que
crecieron leyendo comics, viendo dibujitos
animados. Lo ven y lo entienden, es su mundo, su universo, son sus símbolos.
En cambio el viejo muralismo es
mundo de otra generación, lo que no implica que no se pueda disfrutar.
Para lograr comunicarte con varias
generaciones tenés que tener un lenguaje que resuene en todos ¿No?
P: ¿Cuál es tu técnica y como
logràs que resuene?
JM: Hoy en día trabajo con la
abstracción contemporánea y la técnica que uso es experimental. Me fui
independizando de que sea solamente abstracto y laburo mucho con los
materiales: reacciones químicas, procesos físicos en la obra, me divierten
mucho, es como si estuviera en un laboratorio.
Trabajo con óleos, acrílicos,
acuarelas y uso muchos barnices, extracto de banana y pigmentos granizados. Con
todo este tipo de cosas, agua y alcohol voy haciendo efectos químicos y
decantaciones. Un pigmento va sobre otro, se mueven en el agua como la lluvia
sobre un paisaje, como podes ver en la foto satelital de una tormenta. Todos son
procesos que pasan en la naturaleza macro, que tienen que ver con la química y
con la física y pasan en lo pequeño de la obra. Entonces, no es raro que en mis
obras mucha gente vea esas manifestaciones porque laburo conjugando esos
elementos.
E: ¿Qué le dirías a los
marplatenses?
JM: Que empecemos a ver lo que pasa
al lado nuestro. La ciudad esta llena de artistas. Yo como artista de la ciudad
me tuve que poner a gestionar cultura y a hacer periodismo sobre el tema, para
mover un poco las cosas y no tener que irme. Encontré un mundo riquísimo en la
ciudad, que por ahí creemos que no existe, porque no está en la televisión, en
los diarios o está, pero no nos enteramos. En la casa de enfrente hay un
artista trabajando. Hay un mundo cultural increíble en Mar del Plata, que está
por descubrirse. Los invito a que se animen y lo descubran. Luz Paris, con su
disco Tierra de Conejos, por mencionar un ejemplo, es una banda que suena
increíble y esta acá. Ir a verlos es un lujo, realmente. Hoy es para no perdérselo.
Visità la Agenda Cultural de José María Casas
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